Las relaciones entre la estabilidad y el equilibrio psicológico y el sistema endocrino son importantes y recíprocas.
Hormonas y conducta se interfieren entre sí; algunos tipos de estrés psicológico grave tiene efectos sobre el sistema endocrino y las anomalías endocrinas pueden ejercer a su vez importantes efectos sobre la conducta.
Hoy día, ya se conoce bastante de este tipo de trastornos de doble sentido, pero la psiquiatría sigue investigando y gran parte de los estudios de investigación se centran en estos temas.
De todas las alteraciones psicológicas que repercuten sobre el sistema endocrino, la que más lo altera es, sin lugar a dudas, el estrés que se acompaña de ansiedad y excitación emocional. Acarrea un aumento de la liberación de hormonas suprarrenales, de hormonas tiroideas (aunque con unos días de retraso) y una disminución de la testosterona (hormona sexual masculina). Parece ser que estos trastornos hormonales son consecuencia directa de la mayor o menor capacidad que tenga el sujeto para adaptarse al estrés.
En cuanto a los otros trastornos psiquiátricos, se han visto repercusiones endocrinas que se encuentran muy en relación con las técnicas empleadas para mediar las hormonas, con la dieta del enfermo, su actividad y, como es lógico, su situación emocional. En líneas generales se ve que en los episodios esquizofrénicos agudos aumenta la actividad de la corteza suprarrenal (parte superficial de la glándula suprarrenal) hasta dos o tres veces sobre sus valores normales. En la depresión, lo que se altera es el ritmo circadiano (ritmo diario de secreción) del cortisol.