Te ponemos una lista para que en caso de que lo estés, puedas identificarte:
- No tienes motivación. No quieres complicarte y lo haces todo de forma mecánica sin pensar mucho en ello.
- Evitas los desafíos. Cuando existe un reto o una nueva situación, prefieres no interferir. No ves ningún sentido ponerte a prueba.
- Tienes una rutina muy estructurada. Haces siempre lo mismo de la misma forma.
- No te gusta las novedades. Cualquier nueva situación es inoportuna e innecesaria, en la que no es nada productivo invertir esfuerzo con el objetivo de adaptarse.
- Te justificas siempre y puedes incluso mentir. Inventas constantes excusas para justificar tu inactividad.
- No quieres comprometerte con nada. Cumples simplemente con tus propios requisitos, ya sea en el trabajo o a nivel personal. Pero no quieres involucrarte demasiado.
- Sientes fatiga la mayoría del tiempo. Te sientes sin energías continuamente, siempre cansado, sintiendo tu cuerpo pesado y estando en una continua somnolencia.